ICT 2018 se celebró del 4 al 6 de diciembre en Viena bajo los auspicios de la Comisión Europea y la Presidencia austríaca del Consejo de la Unión Europea. En el evento se registraron más de 6 000 personas de 120 países en representación de científicos, políticos y entusiastas de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) que pudieron escuchar a más de 100 ponentes y visitar más de 130 expositores.

Durante este evento sumamente participativo, en el que se respiraba un ambiente de enorme inspiración generado por los propios innovadores y su, a menudo, ilimitado entusiasmo, CORDIS se sorprendió gratamente de la gigantesca oferta de innovaciones digitales que se exhibía.

En ocasiones, los paseos entre los expositores se antojaban carnavalescos al mostrarse, por ejemplo, robots «evolutivos» montados a partir de diseños de inteligencia artificial o una instalación interactiva en la que se exploraba la comunicación entre plantas y humanos. Lo cierto es que esa sensación de salón de las maravillas quedaba al margen al hacerse patente que la razón de ser de todas ellas era la de resolver necesidades muy reales y en ocasiones incluso acuciantes.

Tras acostumbrarse a la genialidad de las innovaciones expuestas, las charlas con los innovadores sacaron a la luz otro tema recurrente: para lograr que este futuro inteligente prometido se haga realidad, será necesario sacar las innovaciones de los laboratorios y convertirlas en productos comerciales.

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